lunes, 23 de noviembre de 2015


TéCNICAS DE REDACCIóN 

autores: 
Javier Temoxtle Rojas - Zemei Tepole Cano

CONCEPTO DE REDACCIóN

Redactar -observa Hilda Basulto- es una actividad comunicativa de primer orden, que implica un estado cultural avanzado de quien la ejercita.2 Como no se trata de un acto cuyo dominio  se  practica  de  manera  mecánica,  sino  de  un  proceso  de  construcción  de productos escritos, su aprendizaje y su práctica demandan un cuidadoso proceso de elaboración  de  su  materia  prima  -el  pensamiento-  y  de  su  forma  de  expresión  o presentación por medio de textos escritos. De esta concepción dialéctica de la escritura -que vincula el pensar con el escribir- deriva la necesaria y estrecha relación entre contenido y forma, que todo redactor debe valorar como prioritaria y como eje de cualquier ejercicio que se proponga realizar. En torno a ella giran, pues, las características o cualidades de la buena redacción, que enseguida analizamos.

Características de la redacción

A.- Claridad
Característica primera de la buena redacción es la claridad. Si la intención de quienes escribimos es que nos entienda un amplio público, esto nos exige claridad en las ideas y transparencia expositiva; es decir -como indica Gonzalo Martín Vivaldi- “visión clara de los hechos o de las ideas y exposición neta y tersa de los mismos”.3 A la claridad mental o de ideas debe corresponder un lenguaje fácil, basado en palabras transparentes y frases breves, con el firme propósito de que el pensamiento de quien escribe llegue a la mente del lector desde la primera lectura del escrito; una relectura obligada del mismo estaría mostrando su oscuridad o su rareza, en tanto que su relectura voluntaria o interesada indicaría que ha resultado atractivo o importante para el lector. 

B.- Concisión
Otra obligación de la prosa, como señala Zavala Ruíz, es la concisión, virtud o cualidad que consiste en decir lo más con lo menos, ahorrar palabras y evitar lo innecesario. El autor nos invita, con Azorín, a no entretenernos y destaca que ser conciso exige precisión en el lenguaje, combatir el exceso verbal y el regodeo, y acabar con las imprecisiones “que tratan de explicar a sus amigas, las vaguedades

C.- Sencillez
Uno y otro autor identifican la sencillez -que consiste en emplear palabras de uso común- como tercera cualidad de la buena redacción. Martín Vivaldi afirma que la sencillez no quiere decir vulgaridad; que con palabras de uso común se pueden expresar elevados pensamientos, y que esta obligación del buen redactor va de la mano con la naturalidad. Ser sencillo es huír de lo enredado, de lo artificioso, de lo complicado, de lo barroco en suma; y ser natural “es decir naturalmente lo natural”. Sencillo es aquel escritor que utiliza palabras de fácil comprensión; y natural, quien al escribir se sirve de su propio vocabulario, de su habitual modo expresivo.

Las fases o momentos de la redacción

A.- Planeación o pre-escritura
Así como en el proceso de investigación el planteamiento de un problema resulta de revisar cuidadosamente de las fuentes de información, el proceso de redacción comienza por la lectura de aquellos materiales que nos han de brindar los datos, ideas y pensamientos que deseamos plasmar en nuestros escritos. Si  entendemos  la  lectura  como un acto de diálogo con los autores de los textos, podemos expresar nuestra respuesta de dos maneras: preguntando al autor y a nosotros mismos si entendemos el contenido propuesto; y cuestionando si estamos o no de acuerdo  con el enfoque o la postura metodológica que adopta el autor frente al tema-objeto del escrito que él nos propone. La forma material de nuestra respuesta será el subrayado de lo que nos llama la atención, es decir, de aquello que a nuestro juicio nutre el tema que nos proponemos estudiar y exponer por escrito: por nutrición entendemos -se esté o no de acuerdo con el enfoque o la postura del autor- todas las ideas que a partir de la lectura decidimos incorporar a nuestro pensamiento y, por tanto, a nuestro discurso.

B.- Escritura o redacción del escrito
Compartimos en este apartado las pautas que propone Armando F. Zubizarreta en su didáctica obra La aventura del trabajo intelectual. Cómo estudiar e investigar, en cuyo capítulo 19 aborda el tema bajo el título “La composición y la redacción”.10  El trabajo científico -plantea nuestro autor- es una construcción unitaria, cuyos elementos se conjugan de tal modo que todos se apoyan en la armadura general al tiempo que sirven a dicha estructura. De allí que dicha construcción suponga un estrecho vínculo y servicio entre las partes inmediatamente relacionadas.

C.- Revisión o pos-escritura
En virtud de la observación, arriba planteada, en el sentido de que quienes redactan mal no planean ni revisan sus escritos, en nuestros cursos-taller de redacción hemos puesto en práctica la siguiente exigencia: el texto-producto terminal del taller deberá incluir, además de su versión final, la lista del mandado o lluvia de ideas, el árbol de ideas, y por lo menos tres borradores del escrito; ello con el propósito de que cada uno de los estudiantes pueda apreciar la evolución y el progreso de su aprendizaje. 

No hay comentarios.: